Todo comenzó cuando en 1974, Miguel Ángel López Melgarejo de 14 años de edad, y natural de Úbeda (Jaén), escucha unas voces que le impulsan a dirigirse al lugar conocido como Cerro de la Atalaya, uno de los siete cerros de la localidad jiennense. Una vez allí y bajo la sombra de un olivo, empieza a recibir todos los jueves por la tarde, una serie de mensajes que son recogidos por escrito. Este hecho se prolongará durante seis años más. A partir de 1979, Miguel comparte con otros chicos del pueblo los mensajes que recibe durante sus estancias en el cerro.
Un día, los mensajes les instan a ir a Valencia. Miguel, acompañado por otros seis muchachos iniciará un viaje desde Úbeda hasta Valencia; las experiencias acontecidas durante el trayecto serán narradas en el libro conocido como “Diario de viajes”. Una noche, los viajeros ven ciertas luces jugueteando y haciendo dibujos en el cielo nocturno de Callosa D´ En Sarria (Alicante). Estos dibujos indicarán a Miguel un nuevo lugar de encuentro: una montana conocida como “Puig Campana” situada cerca de Benidorm, en cuya cima tendrán lugar nuevos contactos, esta vez individuales, que harán de nuestro protagonista un auténtico iniciado de las enseñanzas de los ángeles. El ángel Humiel fue con el que tuvo un contacto más estrecho. Según Miguel los ángeles se describían como “energía inteligente”. El joven narra lo ocurrido en un diario y recibirá una información que por el momento se dice que deberá guardar en secreto. Este manuscrito se llamará A.D.A.M.A.Años más tarde, Miguel se traslada a Paiporta una localidad situada en e L´ Horta Sud de Valencia. Una tarde de noviembre del año 1987, estando Miguel en un bar con su esposa Francisca Méndez y algunos amigos (José Antonio Gracia Venancio, José Nieto Soler y Luís Miguel Vilella Romero), reciben la visita de un señor de mediana edad que les dice: “Soy un Ángel, me llamo SAMAHEL y vengo a vosotros para dictaros una serie de mensajes que en su momento transmitiréis a la gente pero no antes”. Para demostrar su autenticidad comienza a dar detalles de la vida anterior de los jóvenes y a predecirles acontecimientos que sucederían días después.
En un principio todos se mostraron escépticos, pero días después, recibieron nuevamente la visita de este hombre e iniciaron una serie de contactos que, a través de 72 ángeles o “virtudes del señor” y durante dos años (de noviembre de 1987 a agosto de 1990), les darán nuevas revelaciones que serán recopiladas en el conocido como “El libro de las 2000 páginas”. En estas manifestaciones no intervino Miguel Ángel López Melgarejo pero sí el resto que eran conocidos como las “cuatro ramas”.
Los ángeles que se presentaban ante estos contactados celestiales no tenían ningún rasgo que denotara su característica celestial. Eran hombres normales que no destacarían en nada especial junto a cualquiera de los mortales terrestres. Los mensajes dictados eran profecías de tiempos apocalípticos y otros en los que se hablaba de las virtudes y sentimientos humanos y de su decadencia. El hecho de que se hicieran públicos estos contactos causó una gran polémica sobre 1990 y, como en todo se definieron abiertamente dos frentes: los que creían en la honradez de estas personas y los que aseguraban que tras estas manifestaciones angélicas no había más que una burda maniobra económica detrás.
A partir de 1990, las visitas continuaron en el monte de Puig Campana, (tal y como ocurrió 10 años atrás), donde los días 12 de cada mes y durante un año el ángel Rafael regaló 12 piedras blancas en señal de agradecimiento. Cuentan que estas piedras deberían ser ofrecidas a la gente que verdaderamente las necesitaran.
Aunque estos chicos, conocidos también como “Los cuatro ángeles de Paiporta” prometieron no publicar la totalidad de manuscritos hasta el 2050, cuando ya estuvieran muertos, lo cierto es que en 1993 saldría el libro “El oro azul”, en 1994 “Los mil templos” y “La vía iniciativa”. Por último en el año 2000 salió al mercado “El libro de Samahel” o Libro de las 2000 páginas.
Con el paso de los años sabemos que los ángeles fallaron en sus predicciones. Se anunciaron tres días de oscuridad para antes de 1992, la muerte de Juan Pablo II para 1990, un crack en la bolsa de Tokio que cambiaría el sistema económico en 1993 y para el 2000 se entraría en el periodo de los “Mil Tiempos” en el que la Tierra se convertiría en un desierto donde el agua no se podría beber, las fuentes se sacarían y los ríos se convertirían en barro, se extinguirían muchas especies y amenazará al mundo una bancarrota que provocará guerras por el dinero, la comida y el agua. Todo ello son profecías que no se han cumplido.
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